El Colorido Mundo de la Psique Humana
El comportamiento de los seres humanos es complejo y dinámico, no es posible dividir nuestra personalidad en blanco y negro, “cuerdo o loco”, “extraño o normal” cada uno de nosotros es un universo diferente que transita entre un espectro de muchos colores en donde el prisma de nuestra personalidad puede generar infinidad de estos, solapando la normalidad con los comportamientos extraños, con los trastornos y con las patologías; es por esta razón que conocer a las personas aún después de muchos años es complejo, porque siempre en nuestra vida existirá el color que nadie conoce, aquel que solo aparecerá en el momento que alguna situación gire el prisma revelando su destello; puede brillar intensamente o por el contrario ser mate sin brillo alguno, estas formas desconocidas de nuestra personalidad (desconocidas a veces hasta por nosotros mismos) pueden hacernos mejores personas o por el contrario entorpecer nuestra evolución afectando de manera negativa nuestro entorno.

La diferencia entre un rasgo de personalidad, una conducta no esperada o una patológica, está en que en el caso de las dos primeras, con ayuda del autoconocimiento como resultado de la psicoterapia, apoyo de nuestra red familiar, entre otras, pueden convertirse en elementos de beneficio en nuestra evolución personal; por otro lado la conducta producto de trastornos de personalidad y trastornos mentales será afrontada por un conjunto de herramientas psicológicas dotadas por la evolución del pensamiento humano o en el caso de ser necesario con el acompañamiento de psicólogo o psiquiatra para lograr el modo funcional que nos permita llevar a cabo todos los roles de nuestra vida . Esta caja de herramientas no es más que un conjunto de respuestas a sucesos de nuestra vida y nuestra mente que en ocasiones pueden afectar a nuestro entorno convirtiéndonos en un coctel de emociones que permiten llevar una vida que si bien no es la más sana si evita volvernos “locos” o por lo menos no tan rápido; mecanismos como la negación, la represión, la proyección, la introyección, la regresión, formación reactiva, desplazamiento, sublimación, racionalización y aislamiento del afecto, no son siempre evidentes o siempre patológicas para el público en general y en ocasiones hacen parte de famosas frases de interminable repertorio como: “téngale paciencia”, “él es de carácter fuerte” , “ el ama a su manera”, “es un hombre de pocos amigos” entre muchas tantas que permiten justificar la toxica experiencia de acompañar a una persona enferma y sin tratamiento; poco a poco los mecanismos de defensa se refuerzan, se suman y crecen como una bola de nieve sin control que colapsa nuestra capacidad de vivir de manera productiva y funcional configurándose así un estado de enfermedad franco que debe ser tratado por profesionales tanto psicólogos como por psiquiatras dejando atrás los prejuicios y los miedos.